Brownsville, agosto 4 de 1991
O. B. C.
S. de Ch.
Estimado hermano:
Saludos en el nombre del Señor.
Hace meses que no te escribía, y esto no es necesario que te lo diga, pero lo que tal vez no sabes es el principal motivo de mi silencio, y como gustamos de las excusas, me acojo a ésta, mucho más por cuanto no es un invento.
esde el pasado abril mamá se puso mal de salud y fue perdiendo la mente hasta casi volvernos locos también a Lucía y a mí. Desde junio la tenemos internada en un centro para convalecientes y ya no tenemos tanta lucha directamente con ella, pero todavía requiere de nuestra atención, pues la visitamos casi diariamente y todos los viernes la traemos para que pase el sábado con nosotros. Entre otras enfermedades tiene el mal de Alzheimer.
El problema de mamá no sólo me atrasó mucho en mis trabajos y planes, sino que también me afectó emocionalmente, de modo que siento no haberme recuperado del todo aún. Espero que ahora entiendas el porqué no te escribí antes.
Recibí los ejemplares que me mandaste de la revista Encuentro; están muy buenos. Felicita en mi nombre a todos los que laboran en esa publicación.
Me alegré al ver que publicaste el artículo que trata del Tercer Mandamiento. Unas pocas ideas de las que aparecen allí son mías; las otras las recopilé de diversos autores. Creo que ahí hay un gran mensaje de advertencia para muchos...
Parece que desde los tiempos bíblicos hasta ahora el genuino pueblo de Dios ha estado amenazado por falsos profetas que, con elogios y dulces palabras, procuran neutralizar la obra de los verdaderos portavoces de Dios, cuyo verbo casi nunca es halagüeño.
Pablo dijo: "... procurad los dones espirituales, más sobre todo que profeticéis" (1Cor.14:1), pero es preferible jamás ser usado con el don de profecía, que llegar a ser un profeta famoso, pero espurio. Yo opino que quien es capaz de hilvanar por sí mismo un mensaje, y después lo proclama como si fuese palabras recibidas directamente de Dios, está próximo a cometer pecado imperdonable, ya que "No dará por inocente Jehováh al que tomare su nombre en vano".
Con relación al sentido de la palabra «fornicación» puedo decirte que acabo de leer un libro titulado: "Divorcio y Nuevo Matrimonio", escrito por Guy Duty, que es de tendencia marcadamente divorcista, pero lejos de hacerme cambiar de opinión, me ha afirmado más en lo que hasta ahora hemos aceptado en nuestra iglesia.
Cuando yo digo: "Me gano el PAN con el sudor de mi frente", ahí estoy usando la palabra pan en sentido general, y significa "todo producto comestible que yo consumo", incluyendo la lechuga. Pero cuando digo: "Estoy comiendo bistec con PAN", nadie pensaría que lo que estoy comiendo es bistec con lechuga, ni con otra cosa que no sea pan en su sentido específico.
De la misma manera, a veces la palabra «adulterio» tiene un sentido general que incluye a todos los pecados del sexo (Exo.20:14), y a veces sucede lo mismo con la palabra «fornicación» (1Tes.4:3), pero cuando ambas palabras están incluidas en una misma frase, como sucede en Mat.5:32 y 19:9, cada una de ellas toma su propio sentido específico. Analiza el artículo adjunto.
Parece que este fin de año no habrá conferencia internacional, sino cuatro días de programas especiales, y tal vez piensas que no vale la pena gastar un pasajote para un evento de tan poca duración, pero creo que debes hacer todo lo posible por venir, pues nadie podrá tomar tu lugar. Tu presencia es necesaria.
Saludos a los hermanos. Te aprecia tu hermano en Cristo,
Ob. B. Luis
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